Cuando Meghan Markle y Principe Harry's entrevista bomba con Oprah Winfrey lanzada el año pasado, toda la familia real estaba conmocionada, sobre todo, Reina Elizabeth. Pero a pesar de las acusaciones dañinas, incluido el racismo, hechas por la pareja, la Reina no tenía prisa por publicar una declaración oficial.
Pasaron más de 24 horas sin decir nada, y según un nuevo libro Cortesanos: el poder oculto detrás de la corona escrito por el experto real Valentine Low, había una razón detrás de la espera. Según Low, la Reina quería tomarse su tiempo para pensar en una respuesta para evitar decir nada apresuradamente, e incluso se tomó una noche para "duerme en el."
“Había tantas denuncias hechas por la pareja, sobre el racismo, sobre la seguridad, sobre la salud mental de Meghan, que era difícil saber por dónde empezar”, escribió Low. Continuó: "Los secretarios privados y los secretarios de comunicaciones tuvieron largos debates sobre cómo tratar el tema, especialmente lo que uno de ellos incómodamente llamada 'la palabra R'". A las 2 p. tranquilo.
“Y luego, precisamente, no pasó nada”, explicó Low. “El Palacio quedó en completo silencio porque la Reina decidió que quería dormir en él. No se iba a apresurar a decir nada precipitado. Fue un recordatorio de que, si bien los cortesanos pueden hacer todo el trabajo preliminar, las decisiones finales las toma la familia real”.
Al día siguiente, como recuerdan muchos seguidores de la realeza, el Palacio de Buckingham respondió con cuatro frases cuidadosamente elaboradas justo antes de las 5:30 p. m.
En su totalidad, se lee la declaración, "Toda la familia se entristece al enterarse de lo desafiantes que han sido los últimos años para Harry y Meghan. Los temas planteados, particularmente el de la raza, son preocupantes. Si bien algunos recuerdos pueden variar, se toman muy en serio y la familia los abordará en privado. Harry, Meghan y Archie siempre serán miembros de la familia muy queridos".
Después de la entrevista y la declaración posterior, el padre de Harry, Charles se rió de las afirmaciones hecho por su hijo, mientras que su hermano mayor, William, negó rotundamente las acusaciones y dijo a los periodistas que la realeza "No somos una familia racista".